Autoconocimiento: un enfoque Ayurvédico
Observarnos a nosotros mismos es un proceso arduo que nunca termina, que requiere disciplina, concentración, sabiduría, perseverancia y honestidad.
Conocernos el trabajo más difícil que podemos hacer, pero es también el único que nos acerca realmente a la felicidad y nos aleja del sufrimiento.
El proceso de conocerse a uno mismo requiere que dejemos de lado la idea de que somos una víctima inocente de las situaciones en las que nos vemos envueltos, de nuestras emociones, de nuestra felicidad y de nuestro sufrimiento y, muy por el contrario, que nos hagamos responsables de todos los aspectos de nuestra vida.
El autoconocimiento es un cambio que se produce internamente: no hace falta que se produzca ningún cambio externo para que emprendamos este camino de sanación espiritual.
¿Cómo podemos conocernos?
Podemos comenzar preguntándonos con una mente muy fresca y muy abierta los siguientes puntos:
- ¿Cómo puedo mejorar?
- ¿Por qué sufro y cómo puedo disminuir mi sufrimiento?
- ¿Qué es la felicidad y cómo puedo aumentarla?
Para responder a estas preguntas, el Ayurveda (esta gran ciencia milenaria, originaria de la India) utiliza un concepto bastante sofisticado y a la vez que intuitivo, casi perdido para el occidente moderno, que es el del equilibrio.
La felicidad no viene del cuerpo, sino de la mente y del espíritu, y ésta sólo puede estar plena cuando existe un equilibrio mental y físico; resultado de nuestra relación con nosotros mismos y también con el mundo externo.
El equilibrio es la clave del proceso de autoconocimiento y va a ser lo más parecido a una brújula que vamos a tener a lo largo del camino. El equilibrio va a mantener centrados y nos va a ayudar a volver al centro cuando lo hayamos perdido.
Ahora bien; si es cierto que el autoconocimiento es el único camino que puede incrementar nuestra felicidad y disminuir nuestro sufrimiento , y que el Ayurveda propone como eje ordenador para encontrar el equilibrio, entonces es válido (y muy necesario) preguntarnos cuáles son los elementos que ésta ciencia utiliza para construir este equilibrio, y cuáles son los parámetros que emplea para medirlo, puesto que estos elementos y estos parámetros son muy distintos de los que utiliza la corriente científico-materialista a la que tan acostumbrados estamos.
“Nosce te ipsum; conócete a ti mismo y conocerás el Universo”
Los elementos
El éter, el aire, el fuego, el agua y la tierra son los elementos a partir de los cuales se construye el equilibrio. Esta concepción del universo de por sí implica ya un cambio gigantesco respecto del paradigma científico, que organiza el mundo material a través de los elementos de la tabla periódica, que están constituidos por átomos.
Según el Ayurveda, los cinco elementos son las energías primordiales de la creación y preceden incluso a los elementos de la tabla periódica y sus átomos (podría decirse que cada átomo de la tabla periódica es el resultado de un balance específico de éter, aire, fuego, agua y tierra).
Cuando hablamos de elementos en Ayurveda, no nos referimos a las expresiones más burdas de éstos (ejemplo; el elemento tierra no es la tierra que tengo en mi jardín, y es obvio que un átomo no tiene ese tipo de tierra) sino a las cualidades que están presentes en esos elementos (el elemento tierra es pesado, frío, estático, burdo, seco, suave, nublado, denso, áspero y obtuso, y cualquier fenómeno que posea gran cantidad de esas cualidades poseerá, por lo tanto, gran cantidad del elemento tierra).
Cada ser sintiente que viene al mundo, llega con un balance particular de los elementos, tanto en el cuerpo como en la mente: esto es lo que en Ayurveda se llama naturaleza o prakruti.
Nuestra naturaleza; lo que nos hace únicos.
La naturaleza o prakruti (que es, repitámoslo, el balance de elementos, expresado en porcentajes, con el que un ser vivo nace) es particular para cada uno de nosotros y es el parámetro principal que va a utilizar el Ayurveda para establecer qué tan cerca o qué tan lejos está una persona del equilibrio. Una persona no está cercana al equilibrio cuando tiene un porcentaje “homogéneo” de los elementos; 20% de éter, 20% de aire, 20% de fuego, 20% de agua y 20% de tierra, sino cuando el balance de elementos que actualmente tiene es similar al balance de elementos con el que nació.
Otra diferencia fundamental entre el Ayurveda y la ciencia médica de occidente: en Ayurveda, es que no somos iguales. El hecho de que el balance de elementos sea tan particular y específico entre cada uno nos obliga a establecer tratamientos personalizados que no pueden nunca estandarizarse, incluso ante la misma patología. Esto incluye las hierbas, los alimentos y todo aquello que puede ser utilizado como parte de un tratamiento.
“Nada es bueno para todos, y todo es bueno para alguien”
Ayurveda establece en sí mismo un balance particular de los elementos, y es esto lo que llega a equilibrar a quien lo toma.
Por ejemplo, una persona nacida con una gran cantidad de elemento tierra buscando volver a su naturaleza original va a requerir un tratamiento muy distinto a una persona nacida con gran cantidad de elemento aire, puesto que las cualidades de estos dos elementos son prácticamente opuestas.
El camino ayurvédico de autoconocimiento consiste en hacernos poco a poco conscientes de cuáles son las energías que nos habitan y, en base a eso, cuáles son aquellas que debemos incorporar mediante nuevos hábitos y rutinas.
Conocerse a sí mismo es un camino largo y sinuoso en el que aprendemos a vernos a nosotros mismos desde una nueva perspectiva. Nos perdemos y nos encontramos muchas veces hasta entender realmente qué es lo que está pasando en nosotros y cómo abordarlo desde la raíz, y no solo desde sus síntomas. El equilibrio de los elementos será la brújula que nos mantendrá alertas a lo largo del camino y que nos ayudará a volver al centro cuando notemos que lo hemos perdido.